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fantasias para adultos

FANTASIAS ANIMADAS

Los enanos viciosos

Los enanos viciosos

Tongue out Me chiflaría vivir un cuento como ese, pero en lugar de enanos ... ¡¡ enanas!!!  ¡¡ muchas enanas!!.

 Tiene que ser alucinante:  las lascivas enanas a dos manos con mi body, con todo mi body.

 Es una fantasía tonta, pero estoy en mi derecho y no renuncio a fantasear.  Nunca se sabe, a lo mejor tropiezo en la vida con un puñado de ellas....... de enanas viciosas Cool

Senos agresivos

Senos agresivos Nunca llegó a poseerla. Durante sus sesiones de sexo pasaba ratos interminables acariciando y estrujando sus enormes y duros pechos, extasiado por su tamaño, excitado por sus duros pezones que besaba y chupaba....una y otra vez. Llenaba su boca insaciable con aquellos senos, metiendo su cabeza entre ellos. Ella estaba orgullosa de "ellos"...sentíase adorada por su amante a través de sus pechos. Sentada sobre uno de sus muslos frotaba su clítoris, mientras él trabajaba sus enormes tetas. Así conseguía sus orgasmos. Él sentía como su polla crecía manipulada por unas manos expertas.

Aquellas sesiones duraban mucho tiempo, tanto como ella quisiera, tanto como orgasmos deseara tener.

Una vez satisfecha y con la polla crecida entre sus manos, introducía ésta entre sus dos tetas, frotando y estimulando hasta ser regada por el semen.

Siempre era igual, sin cruzar palabra alguna, puro tacto y caricias, besos y lamidas, frotamientos y miradas......eyaculaciones intensas....piel mojada.

La visita urgente

La visita urgente Me llamó asustada por los problemas con su pareja. Nos conocíamos solo por teléfono; un programa radiofónico para noctámbulos con problemas fue nuestro punto de contacto. A través de nuestras conversaciones supe de su calvario matrimonial, pero fuí consciente de su desequilibrio emocional. Era una persona insegura, insatisfecha y llena de dudas. Aquel sábado no pensé salir de casa, por lo cual ella estaba dispuesta a presentarse para hablar en directo sobre sus neuras.

Llamaron a la puerta y me encontraba en la ducha. Me puse el albornoz y abrí. Laura me miró con sus ojos grandes, con curiosidad. Era una mujer de mi estatura, bien proporcionada, de unos 29 años, cabello moreno y con cara de asustada, de sorprendida. Nos besamos y empezó a hablar muy nerviosa, contando su pelea de la noche anterior. En ningún momento dejó de hablar, siguiéndome por la casa. Volví a la ducha, me quité el albornoz y Laura, apoyada en la pared del cuarto de baño, no dejaba de mirarme mientras me duché. No me puse el albornoz y caminé escuchándole hacia el dormitorio. En un momento todo fue visto y no visto; se abalanzó sobre mí, me abrazó y comenzó a besar mi cuerpo. Agarró mi sexo y lo miró. Aluciné ante semejante reacción, pero permanecí pasivo dejando hacer a la visitante inesperada. Me tocó por todas partes, pero el sexo mantenía su atención. Comencé a excitarme y sus ojos se abrieron con cara de sorpresa. Sentí la sensación de ser casi violado, manipulado. Laura comenzó a frotar mi polla. Le dije que se desnudara. Su cuerpo era muy atractivo, con grandes pechos, tersos. Un culo perfecto y unas piernas largas, Su sexo con abundante vello negro, muy negro. me senté en la cama invitando a Laura a chupar mi pene. Así lo hizo, gimiendo y mirándome de vez en cuando. Después, casi al borde del orgasmo metió mi polla entre sus grandes pechos y el semen salió con fuerza. Mientras me limpiaba, ella se tumbó de espaldas. Deseaba enseñarme la herida de su ano. Él la tomaba así, a la fuerza, causándole un fuerte dolor ese tipo de práctica sexual. Observé su herida y metí mis dedos en su vagina. Se volvió pidiéndome que la follara. Al ver mi polla casi fláccida comenzó a chuparla de nuevo. Me puse un preservativo, levanté sus piernas e introduje el miembro en su vagina. Entró fuerte y ella lanzó un suspiro de alivio. Estaba como en trance mientras la follé acariciando sus pechos, besándola. El orgasmo tardaba en llegar y follamos lentamente, recreándonos. Nos corrimos a la vez. Ella lanzó un grito de placer al sentir mis gemidos y noté la presión de su sexo sobre el mio. Era una mujer chocante, rara y con muchos problemas. Pensé que la cosa se repetiría esa misma mañana, pero mi sorpresa fue grande al incorporarse repentinamente y comenzar a vestirse. No quiso ducharse, tenía prisa y estaba nerviosa. Sabía que había traicionado a su marido y eso le desquiciaba. Quedé atónito ante su reacción. Me besó, me agradeció el haber satisfecho su deseo y se despidió sin más. Solo falto que me pagara los servicios prestados.

Dos días después sono el teléfono. Era ella. Me contó su presentimiento: su marido estaba vigilandola y ella no quería problemas, pidiéndome que la olvidara para siempre. Olvidarla, lo que se dice olvidarla....no creo que lo consiga, por lo raro del acontecimiento, pero una cosa si es cierta: no la echo de menos para nada. No me gustan las personas tan problemáticas, pero la experiencia fue interesante y el polvo con mamada incluida....gratificante.

El sueño perpetuo

El sueño perpetuo Se repite con cierta frecuencia... sueño que refleja tu recuerdo permanente, los momentos vividos, lejanos, añorados. La imagen es la misma en cada sueño; tu cuerpo yaciendo sobre la cama, fumando el cigarrillo después de haber sido follada, despues de haberme follado, contándome siempre tus sensaciones, pensando en continuar las caricias después del cigarrillo, los besos, la felación, la unión de nuestros sexos en una e imaginadas posturas, descubriendo nuevas posibilidades, experimentando el laboratorio que es el cuerpo humano, los goces, las risas, las sorpresas de las caricias, la habilidad de los dedos en su exploración, la danza de tu cuerpo sobre mi falo....... Es como un sueño eterno, perpetuo, algo que nunca termina.

El Cumpleaños de Lucía

El Cumpleaños de Lucía Lucía recibió un mensaje en su móvil: "dentro de una hora llegaré a Sevilla". Era su cumpleaños. Veintitres años para una muchacha de aspecto más juvenil.

En la estación me recibió con su amplia y bonita sonrisa. Con urgencia de enamorados nos marchamos directamente al hotel. En el camino besé su boca repetidamente mientras ella agarraba mi mano con fuerza. Aprovechando la esquina de un callejón metí mi mano entre su falda tocando sus muslos y llegando a su sexo. Lucía me besó, deslizando su mano dentro del pantalón, intentando llegar a mi pene. Al no poder conseguirlo palpó el bulto y comprobó que estaba erecto. Se excitó y mordió mis labios.

Al entrar en la habitación del hotel tumbé a la muchacha sobre la cama, levante su falda y, quitándole la braga, separé sus piernas metiendo mi cabeza entre sus muslos. Mis labios aprisionaban su clítoris mientras ella se retorcía empujando mi cabeza sobre su sexo. Lengua y labios chuparon y frotaron sin cesar hasta que Lucía lanzó una serie de largos y prolongados gemidos, apretando mi cabeza entre sus muslos.

Desnudos nos observamos en nuestra mútua excitación. Agarró mi polla y comenzó a chupar lentamente, con suavidad. Después llevó el miembro hasta su vagina y follamos lentamente, mirándonos a los ojos. Agarré su bonito culo entre mis manos. Ella cuidaba de que mi cabeza llegara a sus pezones...deseaba lamérselos. La excitación iba en aumento y queríamos alcanzar el orgasmo juntos. Lucía se corría...se corría mientras besaba mi boca con fuerza y gemía. Aquelló bastó para conseguirlo juntos, en un largo orgasmo.

La duché mientras acariciaba su cuerpo con la espuma del gel. Ella sonreía. Se notaba su momento de felicidad. Después me duchó un rato y provocó otra excitación. Con el gel frotó mi polla acariciando mis testículos, hasta conseguir ver mi orgasmo. Le gustaba ver como eyaculaba y mi reacción ante el climax del orgasmo.

Nos depedimos a media mañana. Lucía celebraba su cumpleaños con la familia y los amigos. Había sido mi regalo para sus veintitres bonitos años. Felicidades corazón. Quizá podamos repetirlo el año próximo......me gustaría, lo sabes.

Amor de lesbianas

Amor de lesbianas Olga me ofreció ir a vivir a su ático durante los meses necesarios. Mi situación económica no me permitía seguir pagando el alquiler de un piso. Olga es lesbiana y una buena amiga desde hace años. Olga es muy joven, rebelde, autónoma y con un corazón inmenso. El aspecto surrealista del ático me gustaba. Casi diáfano, con mucha luz fácil de transformar en semipenumbra, con tabiques formado por vidrieras y sin apenas puertas, un baño enorme y una gran terraza. Me instalé en una habitación, frente a su dormitorio.

Olga tiene una amante con quien comparte días, fines de semana y vacaciones. La amante de Olga es tan joven como ella, formando una pareja que llama la atención por su atractivo.

La convivencia con ella es fácil. Resulta una buena compañera de piso, compartiendo todas las tareas y gastos comunes. Camina descalza por la casa y compartimos el gusto por la desnudez sin falsos pudores. Sé que nunca estuvo con un hombre. Desde niña sintió atracción por personas de su mismo sexo, por lo cual nunca me paso por la cabeza una relación con ella.

Aquel fin de semana apareció Rosa, su amante. Estaba sólo y llamaron a la puerta. Pensé que era Olga y tal como estaba, desnudo por supuesto, abrí. Rosa sabía de mi existencia y con una amplia sonrisa me saludó y besó. Ante mi sorpresa comenzó a reirse. Era preciosa, como Olga, de carácter abierto y extrovertido. Charlamos mientras colocaba su bolsa de viaje en el dormitorio de Olga, comenzó a desnudarse y manteniendo la conversación fue a la ducha. La charla era animada hablando de todo un poco y observando el cuerpo de la muchacha. Rosa se percató de mi excitación ante la visión de su precioso cuerpo. Al pasar junto a mi agarró mi polla y me dijo que era bisexual, que si lo deseaba podía hacer el amor con ella, que hacía tiempo que no se comia una polla y lo deseaba. Pensé en Olga y, como adivinando mis pensamientos, dijo que no me preocupara, Olga le daba total libertad, no había ningún contrato firmado y sabía de sus relaciones esporádicas con algún chico. Sin soltar mi pene me llevó a mi habitación. De rodillas comenzó a frotar el miembro. La polla dentro de su boca notaba las caricias de su lengua. Al percibir la erección total cambió de postura ofreciéndome su bonito culo. "Tómame así, anda...follame así". Parecía querer eludir los besos, solo deseaba ser penetrada. La follé largo rato, conteniendo mi orgasmo, sintiendo los suyos. "Correté ya....correté para que me corra yo al sentir tu leche dentro", dijo. Mi orgasmo le produjo un temblor en su cuerpo, gritó al sentir el semen en su interior. Parecía incansable, no dejaba que sacara el pene....seguía moviendo su trasero rítmicamente y gimiendo. Nos duchamos y me la chupó hasta sentir el semen en su boca. Dijo que era para compensarme por el número de sus corridas.

A solas con Olga comente lo sucedido. Mi amiga sonrió y dándome un beso en la mejilla dijo: "No te preocupes, sé las necesidades de Rosa y no me importa que la compartas conmigo, eres mi mejor amigo y le gustas mucho, me lo ha dicho ella". Era una situación alucinante. Todo el fin de semana con dos cuerpos desnudos ante mi vista, con una excitación que no podía disimular y que ellas percibían. Me gustaba ver como se acariciaban, el cariño que sentían entre ellas.

Aquella noche sentí como hacían el amor. Me incorporé. Desde mi habitación pude observar sus cuerpos abrazados, rodando por la cama, lamiéndose el clítoris, besando sus pechos, introduciendo Rosa un consolador en la vagina de Olga mientras mordía sus pechos. Sin darme cuente me situé en la entrada de su dormitorio y comencé a masturbarme. Olga me miraba mientras su amante manipulaba el consolador. "Ven, ven con nosotras", dijo. Me acerqué a la cama y agarrando el consolador sustituí a Rosa. Deseaba disfrutar del orgasmo de Olga que miraba mi pene goteando semen sobre su muslo. Lo agarró: "mete tu polla dentro". Saqué el consolador y la penetré. Me abrazó y comenzamos a follar. Me gustaba follarla, me gustaba su olor, su manera de sentir. Era la primera vez que se follaba a un hombre. Tuvimos un orgasmo lento....largo. y nos quedamos abrazados, dormidos junto a Rosa que nos besaba a los dos.

Durante el año largo que vivimos juntos, Olga hizo el amor conmigo, igual que Rosa.
Las dos eran realmente bisexuales, pero Olga lo descubrió aquella noche conmigo.

Hola Fátima

Hola Fátima Recuerdo tantas cosas de nuestras citas, de nuestras conversaciones sobre el placer y el sexo, tus comentarios de no haber disfrutado en tus pocas relaciones, tu falta de experiencia debida a tu juventud y al egoísmo de aquellos que poseyeron tu cuerpo.
Recuerdo tu cuerpo con aspecto de adolescente. Un cuerpo de mujer muy joven, excitante y lleno de deseo. Recuerdo el momento de la desnudez, tu mirada de asombro, tus abrazos, tu masturbación mientras me duchaba antes de gozar mutuamente. Esa imagen tuya masturbándote quedó grabada en mi recuerdo. Tu urgencia por saciarte y tu confianza total ante mi presencia. Querías aprenderlo todo, me dijiste.
Recuerdo tu postura en la cama, las piernas abiertas, levantadas, con tu mirada anhelante, sonriendo al ofrecerme tu vagina abierta, pidiéndome que lamiera tu clítoris, que estabas a punto de correrte y lo querías así con mi cabeza entre tus muslos. Tus pechos duros por la excitación, los pezones salientes como bocado para mis labios. No soltabas mi polla como queriendo controlar el momento final del placer.
No dejé de mirarte mientras acariciaba tus piernas, me gustaba esa postura de ofrecimiento, de hembra excitada y exigente, de tu insatisfecho deseo juvenil deseoso de nuevas experiencias.
Tus orgasmos eran fuertes, seguidos, con grandes jadeos, gemidos y casi gritos de placer, retorciéndote entre mis brazos y mi cuerpo, aprisionando mi cabeza entre tus piernas, mordiendo mi sexo que llenaba tu boca de semen.
Te gusta ser acariciada. Tu hermoso culo es objeto de mis muchas caricias, masajes, besos y alguna eyaculación al restregar mi pene excitado. Te gusta sentir el semen sobre tu piel y ver mi expresión al correrme. Tus ojos llenos de asombro por cada descubrimiento.
Me gusta cuando haces el amor encima de mi, tus gestos, tus ojos brillantes por la excitación, tu goce al sentirme dentro, el perder tu miedo al dolor de la penetración, al colocar el preservativo, al quitármelo y limpiar el miembro de restos de amor.
Recuerdos y más recuerdos que me producen momentos de gran excitación por lo vivido junto a ti.
Recuerdos de las posturas adoptadas para montarte, de tus risas al tomarte por detrás... decías que sentirte penetrada así te excitaba muchísimo, que tu vagina notaba mucho más dentro la polla.
Tu mirada de sorpresa al montarme encima y sentir tu cara y tus ojos acariciados, besados.....ternura que desconocías, alcanzando el orgasmo con nuestras bocas enlazadas en un profundo y largo beso, mientras tu cuerpo vibraba retorciéndose de placer. Tus orgasmos....tan seguidos y sentidos.
Quizás en algún momento podamos revivir esos recuerdos. No te olvidaré.

Conociendo a Lucía

Conociendo a Lucía Las llamadas telefónicas incrementaron su frecuencia. Lucía esperaba cada llamada solicitada por el Messenger, precisaba consultar y comentar el problema que le acontecía en ese momento.
Todo comenzó tiempo atrás, como un juego casual por la red, un contacto en el transcurso de un foro sobre TICs y las coincidencias de charlas imprevistas que, con el tiempo, se convirtieron en habituales, llegando a ser diarias. Aquello marcó el comienzo de una profunda amistad, intercambios de pensamiento, intimidades y complicidad compartida, sinceridad entre dos seres en la distancia. Esa terapia a dos no hacía pensar en un conocimiento real, les bastaba el refugio virtual, les llenaba poder desnudar sus almas sin más compromiso.
A sus veintidós años Lucía estudiaba para hacerse un lugar en el mundo laboral. Luchaba en un mundo de adultos, pero conservando mucho de su espíritu adolescente, juvenil, extrovertido, con su aspecto de chica revoltosa, guerrera. Aspecto que le daba su corta melena, su práctica deportiva, su alegría y carácter sevillano.
Por las fotos intercambiadas él pudo completar los detalles de la joven, uniéndolos a las conversaciones y confesiones mantenidas.
La imagen de Lucía reflejaba una mujer joven de rostro agraciado, ojos azul verdosos muy vivos, frente despejada, sonrisa fácil, gestos simpáticos, muy observadora, pechos que se adivinaban atractivos y una bonita figura en su conjunto.

La diferencia de edad entre ambos no fue impedimento en el desarrollo de su amistad. Aquella situación se convirtió en algo obsesivo para los dos. Eran conscientes de que tarde o temprano necesitarían conocerse, mirarse, traspasar la virtualidad, transformarla en encuentro real. La confianza creada entre ambos era grande, sin falsos pudores al expresar sus sentimientos, sus deseos, sus dudas y esperanzas. Eran capaces de analizar los problemas de la muchacha en largas conversaciones.

Y el momento llegó. Él tuvo que desplazarse a la ciudad por motivos de un congreso sobre aplicaciones informáticas. Lucía demostraba impaciencia y nerviosismo por la proximidad de la fecha, del inevitable encuentro. Él, poseído por los mismos sentimientos, se mostró irritado hasta el día del viaje, el tiempo se le hizo eterno, las horas y los días transcurrieron muy despacio.....demasiado.

Al bajar del Ave divisó la figura de Lucía, su sonrisa al saludarle con la mano. Se abrazaron, era su primer encuentro. Después de besarse se miraron. Era preciosa con su amplia sonrisa y unos ojos que hablaban. Ella no disimuló encontrarse a gusto en su presencia.
Hablaron poco, pero las miradas de complicidad eran constantes. Caminaron hasta el hotel situado frente a la estación. La reserva estaba en orden. Subieron a la habitación.

Lucía deseaba vivir el momento, necesitaba sentirse amada, deseada por él, no importaba la diferencia de edad, conocedora del cariño a recibir, de ser tratada como mujer, de sentir algo desconocido y ansiado, ese afecto desinteresado y clandestino, excitante y embriagador, sin medida del tiempo, sin urgencias ni abandonos tempranos convertidos en insatisfacción. Él sabría dedicarle el tiempo suficiente para el éxtasis total, exploraría su cuerpo y lo gozaría en infinitas caricias, en besos deseados........
Él temía no poder cubrir las expectativas que ella esperaba. Lo habían comentado muchas veces en sus charlas virtuales. Era una mujer muy joven, cargada de ilusión y deseo.
Se besaron. Comenzó a desnudarla acariciando su cuello, descubriendo unos hermosos senos. Ella desabrochó la camisa y acaricio su torso, su espalda. La ansiedad les embargaba. Deseaba verla desnuda, penetrarla, verla sentir. Retrasó en momento bajando el pantalón de la muchacha, su ropa interior, acariciando el vello de su sexo, besando sus muslos. Ella se arrodilló, “ponte de pie”, dijo. Lentamente desabrochó el pantalón bajando el slip, dejando frente a sus ojos un pene erecto. Lo acarició notando como se movía al sentir su mano. Agarró los testículos, duros por la excitación. Deseaba que la penetrara, se correría pronto, lo sabía. Se recostó en una de las camas abriéndose de piernas, mostrando su vagina húmeda. Él se acercó y acariciando el sexo de la muchacha la masturbó despacio mientras agarraba uno de sus pechos. Deseaba ver como se corría, disfrutando de su excitación. Cambió la mano por su lengua lamiendo el clítoris de Lucía, sus labios vaginales mientras los gemidos y respiración de la joven se hacían más intensos, más rápidos. Su cuerpo se movía, su rostro y su mirada se transformaban ante la proximidad del orgasmo. En pleno éxtasis la penetró mientras ella gemía mordiéndose los labios. Lucía le abrazo mientras follaban intensamente, buscando un orgasmo compartido. Sentía lo agradable de tenerle dentro, su polla corriéndose y la sensación del semen mojándola, alcanzando el clímax final........los gemidos, las caricias, los besos prolongados, las lenguas buscándose, las miradas intensas, la intimidad buscada y tanto tiempo deseada. Siguieron abrazados durante varios minutos, no querían deshacer el momento, el contacto. Su vagina se contraía ante la permanencia del pene en su interior. Él notaba esas contracciones que mantenían la dureza del miembro, reanudando el movimiento, intentando follarla de nuevo. Ella lo necesitaba y mantuvo las contracciones, siguiendo el ritmo de él, despacio, sin prisas, con la misma excitación, mirándole a los ojos, penetrándose con la mirada, sintiendo como sus manos agarraban su culo mientras lo acariciaba. Lucía tenía un precioso culo, duro al igual que sus piernas por la práctica deportiva. Sus pechos hermosos y tersos, de endurecidos y salientes pezones excitados y sensibles a los roces de él. Todo este conjunto de sensaciones propició el nuevo orgasmo de Lucía, mientras mantenían la mirada. El observó el momento de su éxtasis, el brillo de sus ojos, la intensidad de su mirada, el temblor de su cuerpo, la prolongación del momento, como si cortos y seguidos orgasmos sacudieran a la preciosa y deseada mujer. Lucía, satisfecha, llena de placer, mantuvo el ritmo y las contracciones de su sexo sensibilizado por los orgasmos, esperando y no queriéndose perder la corrida de su compañero. La eyaculación fue intensa con la polla dolorida y sensibilizada por las contracciones de Lucía. Ella le miraba sorprendida por el aguante de un hombre de su edad, sintiendo la ternura y el deseo que despertaba en él. Abrazados, satisfechos, llenándose de caricias, hasta que el pene fláccido ya salió de la vagina. Lucía se incorporó mirando la polla. Reducida bastante en su tamaño, mojada de flujo vaginal y restos de semen. Acarició el miembro y lo limpió. El quedó dormido, agotado por las sensaciones, por la ansiedad vivida aquellos días de espera, por el momento tan intenso de ambos.
Sentada a su lado, con las piernas cruzadas, Lucía le miró mientras dormía. Con él se sentía segura, podía ser ella misma, mostrarse desnuda sin falso pudor. Era su amigo, su consejero, su confesor ante las dudas y problemas que le asaltaban. Conocía los detalles de su vida. Levantándose fue a la ducha manteniendo su estado de excitación. Contemplar su cuerpo desnudo, dormido, era agradable. Aquello era una incógnita, no sabía cómo terminarían sus relaciones....pero viviría el momento y los futuros encuentros, eso no lo dudaba.
Al despertar Lucía estaba frente a sus ojos, mirándole con su bonita y simpática sonrisa. Fue al baño y se duchó delante de ella. “Me gustaría tener otro orgasmo, ¿te sientes capaz?” preguntó la muchacha. Pensó en masturbarla de nuevo, pero ella deseaba otra penetración y necesitaba más tiempo para recuperarse. Una vez en la cama le propuso hacer un sesenta y nueve. Ella asintió, quería experimentarlo.
Sus bocas recibieron unos sexos sensibles por los goces anteriores, pero esto hacía más agradable el momento, explorando los puntos de excitación. Lucía mostraba un clítoris de fácil excitación y una vagina receptiva a los roces de la lengua. El pene sentía los labios de la muchacha, su lengua en el glande, sus chupadas, las caricias en los testículos duros de nuevo. Lucía presintió la eyaculación al comprobar el crecimiento final de la polla, frotándola mientras su lengua lamía el glande. El semen salió de golpe sobre sus labios y Lucía cerró sus muslos sobre él en un fuerte orgasmo mantenido.....largo.

Juntos en la ducha, él pensó en hacerla disfrutar los cuatro días que pasarían juntos. A la mañana siguiente comenzaba el congreso.......antes de ir al mismo, al levantarse la tomaría por detrás....quería disfrutar de su precioso culo, hacerla sentir nuevas sensaciones. Disfrutar el momento.......eso era lo importante para los dos, pensó, el futuro tenía la última palabra y ellos la decisión de mantener su bonita e intensa amistad.