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LA TARDE

LA TARDE Recuerdo el comienzo de aquella tarde. Habíamos comprado una botella de champán en un supermercado…creo que en el centro de la ciudad. Regresamos al hotel y dejamos la botella en el minibar…. entraba justa. Volvimos a salir, me apetecía pasear y disfrutar de tu conversación, de tus besos, de tu risa.

De vuelta al hotel me preguntaste: -“¿Estás excitado?”- agarrándome el sexo con tus dos manos. Aquello provocó una erección muy fuerte. Bajaste mis pantalones y te hizo gracia que no llevase ropa interior. Ante tus ojos y tu boca tenías mi polla erecta apuntando a tus labios. La acariciaste observando sus formas con detenimiento, recreando tu mirada, jugando con el escroto, masajeando mis testículos y provocando que la erección fuese extrema. Me dolía un poco la polla hinchada….al borde de la eyaculación…..lo sabías, disfrutabas poniéndome al límite. Descubriste tus pechos; restregaste el falo entre ellos. Tienes unos pechos pequeños, duros, tersos con un  pezón que se adivina siempre entre la ropa. –“¡No aguanto más…necesito correrme!!”- Sonriendo llevaste mi polla a tu boca…….. pasaste la lengua…… metiste el miembro entre tus labios……. jugaste con ella dentro de la boca….el placer era intenso….lance suspiros, gemidos mientras tu seguías jugando con ella y el clímax llegó....de golpe, con una fuerte eyaculación…….dejaste correr el semen por tu  cara. Tu lengua remataba mi orgasmo lamiendo el escroto. Me llevaste al baño. Lavaste mi sexo con suavidad provocando de nuevo la excitación.
Por fin nuestro deseo se hizo realidad: un buen baño de sales acompañado de unas copas de champán. Excitados nos metimos en la bañera. Era espaciosa y nos podíamos mover bien. Cuando nos dimos cuenta estábamos a merced de los vapores del baño y del champán….hablábamos y nos acariciamos sin parar…. Recuerdo tus tres orgasmos casi seguidos, provocados por mis dedos en tu sexo. Querías volver a chupar mi polla. Entre risas te convencí para follar….me apetecía follarte. Salimos de la bañera. Secamos nuestros cuerpos a duras penas…. No soltabas mi polla dura; en  la cama levanté tus piernas sobre mis hombros, viendo tu sonrosada vagina abierta y húmeda…… tu mano llevo la polla a la entrada. Te penetré fuerte y gemiste de placer. Follamos intensamente, sin parar. Me alucinaban tus orgasmos tan seguidos y me pareció llegar al paraíso cuando al correrme tú también lo hiciste, al unísono, revolcándonos por el lecho, lanzando gemidos de placer animal, besando y mordiendo nuestras bocas.
De vuelta a Madrid la tristeza nos invadía. Lloraste durante un buen rato del trayecto; sabíamos que aquello no tenía mucho futuro. Pero seguimos citándonos…. hasta que la aventura terminó.

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