Blogia
fantasias para adultos

Conociendo a Lucía

Conociendo a Lucía Las llamadas telefónicas incrementaron su frecuencia. Lucía esperaba cada llamada solicitada por el Messenger, precisaba consultar y comentar el problema que le acontecía en ese momento.
Todo comenzó tiempo atrás, como un juego casual por la red, un contacto en el transcurso de un foro sobre TICs y las coincidencias de charlas imprevistas que, con el tiempo, se convirtieron en habituales, llegando a ser diarias. Aquello marcó el comienzo de una profunda amistad, intercambios de pensamiento, intimidades y complicidad compartida, sinceridad entre dos seres en la distancia. Esa terapia a dos no hacía pensar en un conocimiento real, les bastaba el refugio virtual, les llenaba poder desnudar sus almas sin más compromiso.
A sus veintidós años Lucía estudiaba para hacerse un lugar en el mundo laboral. Luchaba en un mundo de adultos, pero conservando mucho de su espíritu adolescente, juvenil, extrovertido, con su aspecto de chica revoltosa, guerrera. Aspecto que le daba su corta melena, su práctica deportiva, su alegría y carácter sevillano.
Por las fotos intercambiadas él pudo completar los detalles de la joven, uniéndolos a las conversaciones y confesiones mantenidas.
La imagen de Lucía reflejaba una mujer joven de rostro agraciado, ojos azul verdosos muy vivos, frente despejada, sonrisa fácil, gestos simpáticos, muy observadora, pechos que se adivinaban atractivos y una bonita figura en su conjunto.

La diferencia de edad entre ambos no fue impedimento en el desarrollo de su amistad. Aquella situación se convirtió en algo obsesivo para los dos. Eran conscientes de que tarde o temprano necesitarían conocerse, mirarse, traspasar la virtualidad, transformarla en encuentro real. La confianza creada entre ambos era grande, sin falsos pudores al expresar sus sentimientos, sus deseos, sus dudas y esperanzas. Eran capaces de analizar los problemas de la muchacha en largas conversaciones.

Y el momento llegó. Él tuvo que desplazarse a la ciudad por motivos de un congreso sobre aplicaciones informáticas. Lucía demostraba impaciencia y nerviosismo por la proximidad de la fecha, del inevitable encuentro. Él, poseído por los mismos sentimientos, se mostró irritado hasta el día del viaje, el tiempo se le hizo eterno, las horas y los días transcurrieron muy despacio.....demasiado.

Al bajar del Ave divisó la figura de Lucía, su sonrisa al saludarle con la mano. Se abrazaron, era su primer encuentro. Después de besarse se miraron. Era preciosa con su amplia sonrisa y unos ojos que hablaban. Ella no disimuló encontrarse a gusto en su presencia.
Hablaron poco, pero las miradas de complicidad eran constantes. Caminaron hasta el hotel situado frente a la estación. La reserva estaba en orden. Subieron a la habitación.

Lucía deseaba vivir el momento, necesitaba sentirse amada, deseada por él, no importaba la diferencia de edad, conocedora del cariño a recibir, de ser tratada como mujer, de sentir algo desconocido y ansiado, ese afecto desinteresado y clandestino, excitante y embriagador, sin medida del tiempo, sin urgencias ni abandonos tempranos convertidos en insatisfacción. Él sabría dedicarle el tiempo suficiente para el éxtasis total, exploraría su cuerpo y lo gozaría en infinitas caricias, en besos deseados........
Él temía no poder cubrir las expectativas que ella esperaba. Lo habían comentado muchas veces en sus charlas virtuales. Era una mujer muy joven, cargada de ilusión y deseo.
Se besaron. Comenzó a desnudarla acariciando su cuello, descubriendo unos hermosos senos. Ella desabrochó la camisa y acaricio su torso, su espalda. La ansiedad les embargaba. Deseaba verla desnuda, penetrarla, verla sentir. Retrasó en momento bajando el pantalón de la muchacha, su ropa interior, acariciando el vello de su sexo, besando sus muslos. Ella se arrodilló, “ponte de pie”, dijo. Lentamente desabrochó el pantalón bajando el slip, dejando frente a sus ojos un pene erecto. Lo acarició notando como se movía al sentir su mano. Agarró los testículos, duros por la excitación. Deseaba que la penetrara, se correría pronto, lo sabía. Se recostó en una de las camas abriéndose de piernas, mostrando su vagina húmeda. Él se acercó y acariciando el sexo de la muchacha la masturbó despacio mientras agarraba uno de sus pechos. Deseaba ver como se corría, disfrutando de su excitación. Cambió la mano por su lengua lamiendo el clítoris de Lucía, sus labios vaginales mientras los gemidos y respiración de la joven se hacían más intensos, más rápidos. Su cuerpo se movía, su rostro y su mirada se transformaban ante la proximidad del orgasmo. En pleno éxtasis la penetró mientras ella gemía mordiéndose los labios. Lucía le abrazo mientras follaban intensamente, buscando un orgasmo compartido. Sentía lo agradable de tenerle dentro, su polla corriéndose y la sensación del semen mojándola, alcanzando el clímax final........los gemidos, las caricias, los besos prolongados, las lenguas buscándose, las miradas intensas, la intimidad buscada y tanto tiempo deseada. Siguieron abrazados durante varios minutos, no querían deshacer el momento, el contacto. Su vagina se contraía ante la permanencia del pene en su interior. Él notaba esas contracciones que mantenían la dureza del miembro, reanudando el movimiento, intentando follarla de nuevo. Ella lo necesitaba y mantuvo las contracciones, siguiendo el ritmo de él, despacio, sin prisas, con la misma excitación, mirándole a los ojos, penetrándose con la mirada, sintiendo como sus manos agarraban su culo mientras lo acariciaba. Lucía tenía un precioso culo, duro al igual que sus piernas por la práctica deportiva. Sus pechos hermosos y tersos, de endurecidos y salientes pezones excitados y sensibles a los roces de él. Todo este conjunto de sensaciones propició el nuevo orgasmo de Lucía, mientras mantenían la mirada. El observó el momento de su éxtasis, el brillo de sus ojos, la intensidad de su mirada, el temblor de su cuerpo, la prolongación del momento, como si cortos y seguidos orgasmos sacudieran a la preciosa y deseada mujer. Lucía, satisfecha, llena de placer, mantuvo el ritmo y las contracciones de su sexo sensibilizado por los orgasmos, esperando y no queriéndose perder la corrida de su compañero. La eyaculación fue intensa con la polla dolorida y sensibilizada por las contracciones de Lucía. Ella le miraba sorprendida por el aguante de un hombre de su edad, sintiendo la ternura y el deseo que despertaba en él. Abrazados, satisfechos, llenándose de caricias, hasta que el pene fláccido ya salió de la vagina. Lucía se incorporó mirando la polla. Reducida bastante en su tamaño, mojada de flujo vaginal y restos de semen. Acarició el miembro y lo limpió. El quedó dormido, agotado por las sensaciones, por la ansiedad vivida aquellos días de espera, por el momento tan intenso de ambos.
Sentada a su lado, con las piernas cruzadas, Lucía le miró mientras dormía. Con él se sentía segura, podía ser ella misma, mostrarse desnuda sin falso pudor. Era su amigo, su consejero, su confesor ante las dudas y problemas que le asaltaban. Conocía los detalles de su vida. Levantándose fue a la ducha manteniendo su estado de excitación. Contemplar su cuerpo desnudo, dormido, era agradable. Aquello era una incógnita, no sabía cómo terminarían sus relaciones....pero viviría el momento y los futuros encuentros, eso no lo dudaba.
Al despertar Lucía estaba frente a sus ojos, mirándole con su bonita y simpática sonrisa. Fue al baño y se duchó delante de ella. “Me gustaría tener otro orgasmo, ¿te sientes capaz?” preguntó la muchacha. Pensó en masturbarla de nuevo, pero ella deseaba otra penetración y necesitaba más tiempo para recuperarse. Una vez en la cama le propuso hacer un sesenta y nueve. Ella asintió, quería experimentarlo.
Sus bocas recibieron unos sexos sensibles por los goces anteriores, pero esto hacía más agradable el momento, explorando los puntos de excitación. Lucía mostraba un clítoris de fácil excitación y una vagina receptiva a los roces de la lengua. El pene sentía los labios de la muchacha, su lengua en el glande, sus chupadas, las caricias en los testículos duros de nuevo. Lucía presintió la eyaculación al comprobar el crecimiento final de la polla, frotándola mientras su lengua lamía el glande. El semen salió de golpe sobre sus labios y Lucía cerró sus muslos sobre él en un fuerte orgasmo mantenido.....largo.

Juntos en la ducha, él pensó en hacerla disfrutar los cuatro días que pasarían juntos. A la mañana siguiente comenzaba el congreso.......antes de ir al mismo, al levantarse la tomaría por detrás....quería disfrutar de su precioso culo, hacerla sentir nuevas sensaciones. Disfrutar el momento.......eso era lo importante para los dos, pensó, el futuro tenía la última palabra y ellos la decisión de mantener su bonita e intensa amistad.

3 comentarios

Diablilla -

Uff Lobo!! cuantos recuerdos me ha traido esta historía,gracias por tus comentarios en mi blog,me han encantado,un beso.

El Lobo -

Hubiera sido todo un placer tenerte de protagonista real, no lo dudes. Un beso y gracias por el comentario.

Alguna Lucia... -

Muchas gracias, amigo. Ha sido todo un placer ser la protagonista...